Al escuchar las palabras "economía feminista", lo primero que uno, o al menos los hombres, tiende a pensar es en grupos de mujeres que buscan mejorar la situación de las mujeres en aspectos como el profesional o académico, o bien grupos de mujeres que investigan sobre el rol de la mujer en la sociedad, etc.
En lo que sigue voy a poner algunas reflexiones tomadas de un artículo de Julie A. Nelson "Feminism and Economics", que me pareciero interesantes.
Si bien efectivamente existen grupos interesados en remediar las desigualdades históricas debido a diferencias de género que por ejemplo alientan el avance de las mujeres en la profesión, la economía feminista se relaciona mas con las implicancias de reconocer que el género afecta a la forma de "hacer economía". Los economistas feministas (voy a usar el artículo masculino, ya que economistas feministas puede haber tanto hombres como mujeres) investigan cómo creencias sobre los géneros son importantes en el plano intelectual o científico, lo que los lleva a cuestionar los valores y supuestos que subyacen en la práctica económica actual.
Para comenzar a entender de qué se trata la economía feminista resulta clave vislumbrar la diferencia entre sexo y género. Sexo se refiere a características biológicas que diferencian a varones y mujeres, mientras que género hace referencia a asociaciones, estereotipos y conceptos que una cultura posee en relación a diferencias entre varones y mujeres.
La economía feminista entra en la ciencia económica iluminando cómo los sesgos sobre el género influyen en la economía como ciencia. Así, se parte desde el hecho que la economía es una ciencia "masculina". Las siguientes diferencias pueden aclarar un poco esto:
Características de una forma de hacer ciencia asociadas al género masculino: objetividad, consistencia lógica, matemática, abstracción, ausencia de emoción.
Características de una forma de hacer ciencia asociadas al género femenino: subjetividad, comprensión intuitiva, análisis cualitativo, "realidad", emoción.
Entre los economistas, las características mas valoradas son las primeras, es decir, aquellas que están asociadas al género masculino. Nelson (1995), afirma que ante el reconocimiento de este hecho hay básicamente tres reacciones:
1- Continuar así: La economía es masculina y así debe ser.
2- El caso opuesto: Reemplazar las características masculinas (dureza, objetividad, etc.), con características femeninas (análisis cualitativo, explicaciones verbales, etc.).
3- Afirmar que la distinción entre femenino y masculino refleja una realidad no lingüística.
4- Reconocer y separar los juicios de valor utilizados en la práctica económica, de las percepciones de género.
Nelson (1995) aplica la cuarta respuesta a cuatro aspectos de la economía: modelos económicos, métodos en la economía, temas de la economía y pedagogía de la economía.
Con respecto a los modelos económicos, el punto de partida utilizado, el "homo economicus", es percibido como el mas útil y rigurosamente objetivo. Este modelo no tiene en cuenta la dependencia de los individuos de otras personas, o de sus familias, sus comportamientos no explicados por su propio interés, o comportamientos influenciados por preocupaciones acerca de la justicia. No se propone reemplazar el modelo del homo economicus con otro opuesto, femina economica, sino crear una "concepción del comportamiento humano que integre su autonomía y su dependencia, individuación y relación, razón y emoción [...]".
La economía feminista sugiere que no debería existir un sólo modelo, sino que deberían muchos modelos, dependiendo cuál se utilice en cada caso de su utilidad en las diferentes aplicaciones.
En relación a los métodos, en la disciplina económica la calidad metódica es asociada con rigor matemático. "adhesión estricta a las reglas de la lógica y las matemáticas, formalización en la presentación de supuestos y modelos, sofisticación en la aplicación de técnicas econométricas". El análisis abstracto y altamente formalizado es valorado mas altamente que el trabajo empírico y concreto, por la pureza lógica de sus conclusiones y por su generalidad libre del contexto. La economía feminista afirma que el énfasis en estas características asociadas al género masculino, lleva a una ciencia rígida, vacía y a deducciones que no tienen utilidad.
Con respecto a los temas abordados por la economía, la economía tradicional deja de lado temas como la familia (tema que últimamente cobró auge debido a los trabajos de Becker), y las otras transacciones que se realizan fuera del mercado. Así, la economía feminista propone una definición de la economía, o concepto de la economía, que no se limite al mercado, sino que sea mas amplia y se utilice el concepto de "provisión", en lugar del de mercado. Así, se incluirían en el análisis económico otras actividades y políticas que implican provisiones de bienes y servicios, pero que se realizan por fuera del mercado, en particular actividades hogareñas, de salud, y relacionadas con los ancianos y los niños. En ésto último en particular se pone énfasis, afirmando que la economía ortodoxa, en sus temas de capital humano, presta demasiada atención a la educación universitaria, dejando de lado la nutrición, socialización, educación formal e informal de niños, siendo estos últimos aspectos mucho mas importantes en el proceso de formación de capital humano global que los mas abordados por la ortodoxia.
En relación a la pedagogía económica, la economía feminista afirma que se debería enfatizar el uso de aprendiza experimental, de laboratorio, simulaciones, entrevistas.... mas "trabajo de campo". En relación al "clima en el aula", debería existir otra relación entre profesores y alumnos, una relación mas cercana y con mayor diálogo, y mas relación y diálogo entre los alumnos.
El artículo de Nelson concluye diciendo que muchos lectores descubrieron que ya están haciendo "economía feminista" en cierto modo, pero que prefieren pensar que están haciendo "buena economía". Dice que si sentimos una necesidad de defender nuestro trabajo de la descripción "feminista", puede ser vislumbrador preguntarnos por la fuente de esta incomodidad. Quizás se deba a creencias culturales sobre masculinidad y femineidad, y superioridad e inferioridad, que pueda ser objeto de evaluación.
Bibliografía: Julie A. Nelson (1995) "Feminism and Economics". Journal of Economic Perspectives - Volume 9 Number 2